domingo, 10 de junio de 2012

2.0 Crónica de 20 Minutos


2.0 Practica de Observación.

Salí de la Facultad de Artes Plásticas  de la Universidad Veracruzana por la entrada principal y doble a la izquierda. Seguí caminando hasta la primera esquina, ahí precisamente se encuentra "el limonero" un pequeño restaurante en el que sirven desde ensaladas hasta emparedados, desde café hasta cerveza. Justo frente a este local se encuentra lo que parece ser una casa, muy peculiar esta por que esta pintada con dos colores. De las ventanas hacia abajo es roja y hacia arriba es amarilla. Las ventanas están cubiertas por unas rejas de metal pintadas de azul, un azul cielo muy chillante que hace contraste muy escandaloso para con los otros colores.
A la derecha de la casa, esta otra calle en la que solo pueden bajar los carros, es decir, es de un solo sentido e intercepta la calle de la facultad. Cruzando la calle que baja, al lado de la casa, esta un centro de copiado y papelería el cual estaba lleno, seguramente de estudiantes.Cuando llegue a la esquina, recargue mi espalda contra la pared de el limonero. Para que me cubriera su sombra, ya que el sol estaba muy intenso y no había una sola nube. ¡Hacia calor! No había mucha gente en la calle, solamente se escuchaban las risas nerviosas de un heladero que siempre se pone en la esquina de la calle de la facultad y la calle que baja hacia los lagos. Es decir, el limonero estaba a mis espaldas y de mi lado izquierdo estaba el heladero. Que por lo que pude ver, estaba coqueteando con una chica, empleada de Chedraui según su playera. Comenzaron a pasar unos cuantos coches, desde lejos podía saber que venían, ya que las llantas hacían ruido con los baches y piedras que están en la calle.
Todos los carros dieron vuelta a la izquierda frente a mi, todos ellos ignorando por completo mi presencia. Pasaron unos cuantos peatones también, los cuales evitaron a toda costa el contacto visual conmigo, preferían ver sus zapatos o los cables de la luz. Y los que de casualidad se topaban con mi mirada, inmediatamente se volteaban.
El numero de autos y peatones aumentaba significativamente, y entre esos paso Liz y me saludo, ella se fue caminando derecho para mi sorpresa, creí que doblaría a la izquierda para bajar a los lagos. Entre los autos que comenzaban a pasar, se podía ver que ya no iban solo con el conductor, si no mas bien iban acompañados, ahora con niños y jóvenes con uniformes de escuela. Todos ellos con una cara de alivio de al fin haber salido de sus labores, seguramente. El mismo fenómeno con los peatones.

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